Durante años he oído muchísimas veces eso de que, busque lo que busque en mi vida, lo que siempre vamos buscando es el amor. Nunca he sido de creerme las cosas porque sí, y la verdad es que cuando he ido persiguiendo estas cosas mundanas que tanto nos gustan a todos como el placer de una buena comida, buen sexo, ganar dinero para vivir bien, ¡¡¡no veía el amor por ningún sitio!!!… Sí, siempre he reconocido el anhelo profundo de amor, pero pensaba como «por un lado busco el amor, y por otro otro tipo de cosas como el placer, experiencias intensas y todo esto». Vamos que, como todos, sentía que eran anhelos divergentes: o buscaba una cosa o buscaba la otra.

Hoy puedo ver más claramente como esta mente dividida y dual está totalmente confundida literalmente «no se entera de nada»… Hoy veo más claramente y puedo reconocer cuál es mi verdadero deseo profundo, el que está moviendo los hilos de mi deseos, de mis expectativas, lo que me mueve desde el fondo a ir en esta búsqueda interminable.

Sí, y ahora pongo Amor con mayúsculas, porque estamos realmente confundidos con lo que es el verdadero Amor. Pensamos que el amor es lo que sientes cuando miras a un niño con ternura, cuando estás en la intimidad con tu pareja, compartiendo bonitos momentos de complicidad, cuando estás alegre con tu grupo de amigos de toda la vida, que tanto conoces y a los que tanto quieres, o lo que sientes cuando estás rodeado de tu familia en fechas señaladas, todos reunidos en torno a la mesa. Sí, pensamos que esto es el amor, y así nos va…

Y claro, parece que hay cosas, personas y situaciones que son amables, que nos provocan esa rica sensación y calidez interior, a la que llamo amor. Y por supuesto, pienso también que hay distintos tipos de amor que son muy diferentes entre sí, y así veo que está el amor de pareja, el amor a la familia, y el amor tremendamente especial e incondicional que tienes por tus hijos… qué amores tan distintos ¿verdad?.

Vale, y entonces ¿qué pasa cuando estamos ofuscados, tristes o enfadados?, me pregunto ¿dónde está el amor cuando me veo fuera de mi intentando tener razón y convencer a alguien de como son las cosas?, ¿dónde está el amor cuando me siento tremendamente frustrado porque las cosas no van como yo quiero?, ¿dónde queda esa rica sensación interior cuando me levanto por la mañana sin ganas de hacer lo de siempre, inmerso en una rutina y un esfuerzo sin sentido?, o cuando de repente me encuentro sólo, perdido o avergonzado…

Claro, ahí no veo el amor por ningún sitio… y sin embargo estos momentos oscuros podemos encontrar los grandes regalos, las oportunidades de máximo aprendizaje. Ahí es donde puedo empezar a elegir «ver esto de otra manera». Sí, sé que esto puede sonar raro, pero es que vamos a tener que hacer un cambio radical en nuestra vida, si realmente queremos encontrar el Amor.

El camino que propongo en mis charlas, cursos y sesiones parte de aquí, de este punto vital de reconocerme perdido, bloqueado, sólo, triste o enfadado, y hacer algo nuevo, algo que nunca nos han enseñado en ningún sitio. A ver y reconocer el amor detrás de todo drama, ya sea grande o casi insignificante. Y qué pocos son los que veo que estén dispuestos, con corazón valiente y decidido a recorrer este camino, el único que nos puede llevar a la auténtica liberación.

Por favor, cuando te sientas mal, no huyas en busca del amor. Cuando te sientas sólo no huyas en búsqueda de compañía que te alivie. Cuando te sientas furioso, no intentes calmarte. Cuando te sientas triste y abatido, no intentes distraerte y anestesiarte… Pues ya sabes a dónde llevan todos estos caminos.

Es hora de hacer algo diferente, es hora de rendirte, de pedir ayuda, de derrumbarte, de ser totalmente honesto, de ir a la mismísima raíz de lo que está ocurriendo. El Amor se encuentra únicamente en la desnudez, en la más absoluta autenticidad, que sólo encontrarás cuando te permitas sentir totalmente vulnerable.

Sí, ahí estamos poniendo los pilares para la auténtica sanación, ahí puede ocurrir el auténtico milagro… La sanación no está en nuestras manos, pero sí podemos dejar que ocurra. Y la sanción consiste ni más ni menos que en ver de corazón que el Amor siempre estuvo presente, detrás de todo.

Y por fin, podremos comprender que el Amor no es esa rica sensación que siento junto a algunas personas. El Amor no se puede dirigir hacia algunas personas, pues el Amor es un estado interno, que no depende de lo que esté ocurriendo ni de con quién te encuentres. Es una dulce mezcla de paz interior, confianza en la vida, agradecimiento sin motivo. El Amor es lo que siempre estuvo ahí, contemplando con dulzura toda la película de tu vida. El Amor es lo que tú eres.

 

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