«Casualidades» de la vida, conocí a Carlos a través de mi hermana. Le dije, Sara, estoy en este punto y ahora mismo necesito paz, silencio, parar y ella me dijo: «María, habla con Carlos»
A partir de ahí… magia.
Un fin de semana de silencio aunque con «palabras», de respeto absoluto por los tiempos, momentos y necesidades de todos y cada uno de los que asistimos. De cariño sincero y cuidado continuo.
Un retiro de silencio con gente maravillosa y del que salí convencida que es la mejor herramienta para callar a «la loca de la casa» y dejarse sorpender por la fuerza de algo tan sencillo y tan complicado a veces como es parar y no hacer nada más que estar en silencio observándote y escuchándote con perspectiva.
Creo honestamente que Carlos tiene un don para hacer que las cosas fluyan y encuentres lo que andas buscando, aunque no sepas lo que es.