HACER EL AMOR

Siento un gran deseo de fundirme contigo, de besarte, de hacer el amor, de desaparecer juntos en un mar de miradas, caricias, y jadeos …

Tú estás en otra historia ahora, no te apetece este tipo de unión en este momento.

Respiro, siento,… salgo de mi, te miro. Veo el miedo en tus ojos, en forma de preocupación, de ligera tristeza. Te miro, te siento, te respiro, no digo ni una palabra. Salgo de mí, me fundo en tu miedo. Sí, me fundo en tu miedo, pues hoy no le tengo miedo a sumergirme en él, pues ahora recuerdo lo que es este miedo, y sé para qué viene. A través de la mirada me conecto con tu preocupación, es sólo una energía que viene para ser respirada y abrazada.

Mi deseo de fundirme contigo sigue intacto, y  veo que ya está siendo cumplido… Mi deseo, en lo más profundo, no era hacer el amor tal como siempre lo entendemos, mi deseo era de fundirme contigo, con lo que hay ahora, sin palabras, sin conceptos. Y ahora vuelvo a entender que a la verdadera comunicación le sobran las palabras.

Salir de mí, contactar y abrazar juntos nuestros mundos interiores, sin usar el lenguaje hablado, es sencillo, nada complejo, solo requiere la voluntad de abrirnos a la PRESENCIA AMOROSA y dejarnos transformar suavemente por ella, eso es todo. Lo único que ocurre es que normalmente prefiero agarrarme a mi forma de ver las cosas, y muchas veces creo que NO QUIERO hacerlo, ese es el único problema.

Ahora siento que mirarte y unirme ahí contigo, con lo que sea que haya, es lo más delicioso que se puede hacer mientras esté habitando este cuerpo.

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